La Jubilación "Voluntaria" a los 72 años en España: una Trampa para la Clase Trabajadora
A comienzos de 2025 el PSOE, con el apoyo de PP y parte de la "izquierda" oficial (Sumar, PNV, ERC…), convalidó en el Congreso un Real Decreto-ley que reformó la jubilación activa.
Bajo el discurso de un pacto «flexible» y voluntario para alargar la vida laboral, el acuerdo permite que un trabajador que decida seguir empleándose más allá de los 67 años perciba cada vez un porcentaje mayor de su pensión mientras cobra su salario. Por ejemplo, si alguien retrasa su retiro cinco años (hasta los 72 años) cobraría el 100 % de la pensión más su salario. En la práctica, el texto no cambia la edad legal de jubilación (que sigue en 67 años), sino que introduce incentivos económicos para quien "voluntariamente" retrase su retiro.
Si bien medios oficiales repiten que la medida es voluntaria y respeta el marco europeo, la realidad es muy distinta. Este "incentivo" encubre una coacción que empuja especialmente a los trabajadores con salarios bajos o carreras contributivas irregulares a no jubilarse hasta los 72 años para poder tener una pensión “digna”, básicamente obliga a la gente a trabajar hasta morir.
La Trampa para los más Débiles
Quienes necesitan complementar su pensión se ven empujados a seguir trabajando aún con discapacidad u obligaciones familiares. La reforma prioriza al que cobra mejor salario, la gente que menos gana trabajando lo hará hasta más tarde, mientras que quien tiene ingresos altos se jubilará antes. No se trata de una mejora para el trabajador, sino de una reorganización de costes: se obliga de facto a los más indefensos a prolongar su explotación laboral. La Coordinadora Estatal de Pensionistas afirma que esta reforma es una muestra más de sumisión a las políticas neoliberales, ya que se trata de una evidente desvalorización de la fuerza de trabajo.
Bajo el velo de la "elección libre", la oligarquía política y empresarial, con la complicidad de los grandes sindicatos mayoritarios (CCOO y UGT), pretende que la clase obrera financie parte de su propia extinción como jubilados plenos. Los beneficiarios reales son el Estado (que reduce sus pagos futuros) y las grandes empresas (que retienen mano de obra mayor con experiencia). El relato oficial evita señalar este conflicto de intereses, como siempre. Pero la experiencia muestra que los que verdaderamente pueden decidir jubilarse a los 67 son precisamente los ricos o personas con ahorros o carreras muy completas. Los emigrantes, parados de largo plazo, temporales y precarios no cuentan con ese margen de decisión, sólo el miedo a seguir siendo pobres les empujará a prolongar forzosamente su vida laboral.
Silencio Mediático y Pasotismo en España
Mientras en Francia la reforma de pensiones desató huelgas generales y manifestaciones masivas, en España el debate ha sido exageradamente tenue. En enero de 2023, cuando Macron anunció la subida de la edad de jubilación de 62 a 64 años, más de un millón de personas tomaron las calles francesas, con fuertes barricadas y encierros en transportes públicos. Esto forzó al Gobierno francés a usar decretos de urgencia e iniciar un largo pulso social.
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Un número 64 de madera arde en una concentración iniciada en Le Mans JEAN-FRANCOIS MONIER / AFP |
Ese contraste con Francia pone de manifiesto el pasotismo o desmovilización general en España. No han surgido grandes movilizaciones ni huelgas en defensa de las pensiones desde la izquierda obrera, a diferencia de otras épocas en que las calles sí ardieron por motivos sociales. Tenemos un grave déficit de conciencia de clase, donde gran parte de la población ha asumido como inevitable el envejecimiento forzoso o directamente desconoce las consecuencias de este acuerdo.
Reflexión Final
La aprobación bipartidista de esta reforma revela varios factores. Primero, que el PSOE y el PP (igual que en 2013 con Rajoy) comparten exactanente el mismo horizonte neoliberal. Segundo, que los sindicatos mayoritarios están vendidos. Y tercero, que una gran parte de la población española parece resignarse ante este nuevo malabarismo, aceptando el relato oficial o simplemente no enterándose de las consecuencias. En España los verdaderos debates han quedado reducidos a páginas web alternativas y a editoriales críticos, en un clima mediático que no empuja a la acción colectiva, ya os podéis imaginar por qué (Berlusconi, Florentino Pérez, Ferreras, Grupo PRISA...).
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París / Quentin Veuillet |
Esta indiferencia es precisamente un síntoma de la debilidad actual del movimiento obrero. Marx nos enseñó que la conquista de la jubilación fue fruto de luchas obreras (como tantos otros derechos), pero también que el capital siempre intentaría revertir esas conquistas cuando le amenace la rentabilidad. Hoy vemos que el Estado burgués español ensaya las mismas recetas (alargar el retiro y ligar las pensiones al empleo) que Francia combatió con revueltas. La clase trabajadora no puede delegar su protección pasivamente. Si en Francia arden las calles ante injusticias similares, ¿por qué en España no?