El Legado de La Revolución Cubana

La Revolución Cubana, lejos de ser un simple cambio de gobierno, fue una audaz apuesta por la transformación social y la emancipación nacional que ha redefinido la noción de soberanía y justicia en América Latina.

La República Neocolonial

La Cuba de antes de 1959 era una sociedad de contrastes extremos. Mientras que La Habana se jactaba de ser una de las ciudades más modernas del mundo, la realidad del campo era desoladora. Un 60% de los obreros agrícolas vivía en condiciones de extrema pobreza, con ingresos que no superaban los 25 centavos diarios (un peso equivale a 100 centavos), una cifra más que insuficiente para alimentarse y vestirse.

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La mayoría, un 85%, residía en bohíos de guano y tierra, sin acceso a servicios sanitarios, agua corriente o electricidad. La alimentación básica de estas familias consistía en arroz, frijoles y viandas, con un déficit de más de 1.000 calorías diarias y una marcada ausencia de nutrientes esenciales. Solo un 4% de los campesinos consumía carne y un 2% tenía acceso a huevos, lo que resultaba en una prevalencia de enfermedades como la tuberculosis (14%) y la tifoidea (13%) entre los trabajadores agrícolas. El problema no era un subdesarrollo generalizado, sino la extrema desigualdad.

En el ámbito de la salud, si bien el país promediaba un médico por cada 980 habitantes, una cifra superior a la de muchos países de la región, esta estadística enmascaraba una realidad de profunda disparidad. La capital, La Habana, que albergaba solo el 22% de la población, concentraba el 65% de los médicos y el 62% de las camas hospitalarias. En contraposición, el interior del país, de mayoría campesina, contaba con un solo hospital rural que tenía apenas 10 camas y ningún médico permanente. Esta falta de acceso a la atención médica contribuía a una alta tasa de mortalidad infantil, que superaba los 60 fallecidos por cada mil nacidos vivos, y una esperanza de vida que apenas alcanzaba los 58 años.

En educación, la situación era igualmente precaria para la mayoría. A pesar de que Cuba destinaba un 23% de su presupuesto a la educación en 1958, el mayor porcentaje de América Latina, la infraestructura pública era insuficiente y de baja calidad. El 44% de la población rural nunca había asistido a la escuela, y el analfabetismo nacional se estimaba en un 18% en 1958. Existía un sistema de enseñanza privada floreciente, pero su exclusividad garantizaba que solo la élite tuviera acceso a una instrucción de calidad. Esta dualidad de un país con una infraestructura avanzada en la capital y una miseria abrumadora en el campo demuestra que la revolución no fue un capricho ideológico, sino una respuesta a una profunda crisis social.

El Yugo de la Dependencia Económica

La economía cubana de la época, a pesar de su dinamismo en sectores como la banca y los ferrocarriles, estaba subordinada a los intereses de Estados Unidos. Tratados como el de 1902 y la Ley de Acuerdos Comerciales Recíprocos de 1934 mantenían a Cuba como un proveedor de materias primas, especialmente azúcar, mientras que las concesiones cubanas incluían reducciones arancelarias en productos esenciales como la carne, el arroz y la harina provenientes de Estados Unidos. La Ley de Azúcar de 1937 consolidó este modelo al otorgar a Cuba el 28,6% del mercado estadounidense, una cuota que, si bien favorecía a la isla por encima de otros productores internacionales, perpetuaba la dependencia y la falta de diversificación económica.

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La dictadura de Fulgencio Batista, un régimen caracterizado por la violencia, el fraude electoral y la corrupción, se convirtió en el catalizador final de la rebelión. Batista, quien había estafado más de 3.000 millones de pesos y estaba asociado con figuras de la mafia estadounidense, exacerbó la crisis política. La respuesta de su régimen a la disidencia fue brutal, con órdenes de asesinar a diez revolucionarios por cada soldado del gobierno caído en combate. La Revolución no fue un evento aislado, sino la consecuencia inevitable de un sistema oligárquico que había demostrado ser incapaz de resolver sus propias contradicciones.

De la Emancipación al Desarrollo Humano

El triunfo de la Revolución el 1 de enero de 1959 marcó el inicio de un proyecto de transformación social sin precedentes en el continente. La nueva dirigencia, liderada por Fidel Castro, identificó las raíces de la desigualdad en la propiedad de la tierra y la dependencia externa. El primer gran acto de gobierno fue la Ley de Reforma Agraria de 1959, que abolió el latifundismo y distribuyó la tierra entre los campesinos y obreros agrícolas que la trabajabanEste acto no solo buscó justicia social, sino que también sentó las bases para el control estatal de los medios de producción, lo que inevitablemente provocó el choque con los intereses extranjeros y nacionales que habían prosperado bajo el régimen anterior.

La verdadera fortaleza del proyecto revolucionario radicó en su decisión de invertir en el capital humano de la nación. La prioridad fue la erradicación de las desigualdades en los servicios sociales, un esfuerzo que se vio consolidado con la Campaña Nacional de Alfabetización de 1961. En un año, más de 100.000 jóvenes, organizados como brigadistas, se movilizaron a las zonas rurales para enseñar a leer y escribir. Este esfuerzo masivo fue un acto de justicia social que redujo el analfabetismo a menos del 4% en el campoLa campaña fue seguida por la creación de 15.000 nuevas aulas en zonas rurales y un aumento exponencial del presupuesto y el número de maestros, llegando a convertir a Cuba en el país con mayor cantidad de educadores per cápita en el mundo.

En el ámbito de la salud, la revolución revirtió el modelo de privilegio por un sistema universal y preventivo. El 100% de la población recibió acceso a la salud pública, y los hospitales se descentralizaron para servir a las provincias más necesitadasComo resultado, Cuba alcanzó indicadores de desarrollo humano notables a pesar de un estricto bloqueo económico, con una esperanza de vida de 76,9 años y las tasas más bajas de VIH, mortalidad materna e infantil de la región.

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La priorización de la educación y la salud no fue una decisión ideológica aislada; fue una estrategia de supervivencia. Al perder el apoyo de la Unión Soviética, el capital humano se convirtió en el principal activo de la nación, permitiendo la exportación de servicios médicos como una fuente crucial de ingresos. Este enfoque demostró que la política social, lejos de ser un gasto, puede ser la herramienta de resiliencia económica más poderosa.

Cuba vs Haití

Haití, un vecino cercano con una historia de inestabilidad política y una economía de mercado, sirve como un ejemplo claro de lo que podría haber sido el destino de Cuba sin el proyecto revolucionario. Hoy, Haití es uno de los países más pobres del mundo, con una economía de mercado que no ha logrado erradicar la pobreza extrema.

Sus indicadores de desarrollo humano son alarmantes: un PIB per cápita de 460 $ en 2001, una tasa de mortalidad infantil de 80,3 por cada mil nacidos vivos, y una tasa de mortalidad materna de 523 por cada 100.000 nacimientos, las más altas de la región. Además, un 40% de la población carece de acceso a servicios de salud, y la tasa de desempleo supera el 70%Mientras tanto, Cuba, con todos sus problemas, no solo ha garantizado la salud y la educación de su pueblo, sino que ha exportado su programa de alfabetización "Yo Sí Puedo" a Haití, sacando a más de 5 millones de personas del analfabetismo en casi 30 naciones.

Ernesto "Che" Guevara

Ernesto "Che" Guevara, médico, guerrillero y pensador, figura central de la Revolución Cubana. Para sus partidarios, símbolo de abnegación y coherencia ideológica; para sus detractores, un asesino sanguinario. ¿Quién fue realmente?

Como estratega militar, su papel fue crucial en la Batalla de Santa Clara en diciembre de 1958, una victoria decisiva que selló el fin de la dictadura de BatistaTras el triunfo, asumió altos cargos en el gobierno, incluyendo el de Ministro de Industria y Presidente del Banco NacionalSu nombramiento en el banco fue un punto de inflexión, que lo colocó en una posición clave para la reorganización económica del país y la alineación de Cuba con el bloque soviético. Su decisión de renunciar a todos sus cargos en 1965 y partir a llevar la revolución a otros países, como el Congo y Bolivia, demuestra una coherencia ideológica y un carácter internacionalista innegables. Dejó la comodidad del poder para continuar la lucha por sus ideales hasta su muerte, lo que lo diferencia de muchos otros líderes revolucionarios.

Las críticas más comunes contra el Che se centran en su supuesta brutalidad, racismo y homofobia. En cuanto a las ejecuciones, es un hecho que Guevara estuvo involucrado en los fusilamientos de agentes del régimen de Batista y en la imposición de la justicia revolucionaria. El Che nunca ocultó estas acciones, afirmando abiertamente: "Fusilamientos, sí, hemos fusilado, fusilamos y seguiremos fusilando mientras sea necesario". Esta declaración, que a primera vista parece la de un asesino sanguinario, debe ser entendida en el contexto de una guerra civil y su violenta posguerra, donde se juzgaba a agentes de una dictadura que había cometido masacresEstas acciones eran necesarias para imponer el orden revolucionario, ya que los juicios se aplicaban exclusivamente a desertores, traidores, asesinos o violadores.

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Respecto a las acusaciones de racismo y homofobia, la situación es más compleja. Existen escritos juveniles del Che que contienen comentarios racistas sobre las personas de origen africano. Sin embargo, los estudios históricos demuestran que su conversión al marxismo y su compromiso con la causa antiimperialista lo convirtieron en un anti-racista comprometido que apoyaba la lucha de los afroamericanos en Estados Unidos. En cuanto a la homofobia, si bien el régimen cubano fue responsable de la creación de los campos de trabajo de las Unidades Militares de Ayuda a la Producción (UMAP) para "reeducar" a homosexuales, estas acciones se implementaron después de que el Che dejara sus cargos de gobierno en 1965 para luchar en el Congo. Si bien es notable su silencio sobre el tema, no existe evidencia histórica directa que lo vincule a la promoción o creación de estos campos. 

Un aspecto crucial que a menudo se olvida es el compromiso de Fidel Castro y el "Che" Guevara con el internacionalismo y la solidaridad con otras naciones. La Revolución Cubana, a diferencia de otras, no se limitó a su territorio. Desde muy temprano, Cuba apoyó activamente las causas de liberación en el extranjero, como el envío de armas a los rebeldes argelinos en 1961 y una misión médica a Argelia en 1963, una muestra de solidaridad incluso cuando el país había perdido a la mitad de sus propios médicos que habían emigrado a Estados Unidos. Fidel hizo del internacionalismo un pilar de la cultura política cubana, apoyando no solo militarmente, sino también en situaciones de desastres como los terremotos en Perú y Chile. En África, las tropas cubanas jugaron un papel clave para asegurar la independencia de Angola frente a Sudáfrica, mientras el "Che" encabezaba misiones guerrilleras en el Congo. 

Un mito persistente, sin embargo, afirma que Fidel traicionó al Che y lo "abandonó" en Bolivia, retirando el apoyo cubano y dejándolo a su suerte. Esta teoría se apoya en que las críticas del Che a la Unión Soviética en 1965 pusieron en peligro los acuerdos militares de Cuba con el Kremlin, y que Fidel sabía que Bolivia no era un terreno viable para la guerrilla. Sin embargo, esta versión se rebate con otros análisis que la califican de "suicidio inducido" o "sacrificio" por un ideal que el Che mismo reconocía como una "última batalla". La historia oficial cubana mantiene la imagen de una amistad entrañable y niega la traición, señalando que Fidel, tras la muerte del Che en 1967, informó oficialmente al pueblo cubano sobre su caída en combate y leyó su carta de despedida.

El Bloqueo Económico

La Revolución Cubana, a pesar de sus logros internos, ha operado bajo una presión externa constante y deliberada. El bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos desde 1962 no es un simple embargo, sino una política de agresión que busca estrangular la economía de la isla para provocar un cambio de régimen. Su objetivo, tal como lo delineó el Memorándum de Mallory en 1960, era "negar dinero y suministros a Cuba, reducir los salarios monetarios y reales, provocar hambre, desesperación y conseguir el derrocamiento del Gobierno".

El impacto del bloqueo en la economía cubana es innegable y se puede cuantificar con cifras claras. Las pérdidas por los daños acumulados desde su inicio superan los 150.410 millones de dólares. Cuando se ajusta la cifra a la depreciación del dólar frente al oro, el daño asciende a la asombrosa cifra de un billón de dólaresLas pérdidas anuales son igualmente impactantes, superando los 5.000 millones de dólares en el período 2023-2024, lo que se traduce en aproximadamente 421 millones al mes o 13,8 millones diarios.

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Para entender la magnitud de estas cifras, os dejo este artículo: El Asedio a Cuba. Hagamos un ejercicio hipotético muy breve. Las pérdidas sufridas en solo 38 horas de bloqueo bastarían para cubrir el presupuesto anual de todo el sistema de educación nacional de Cuba, estimado en más de 21 millones de dólares en 2024. Con el total de las pérdidas acumuladas, Cuba podría haber invertido en la modernización de su infraestructura, su producción agrícola y su industria, campos que han sufrido un grave deterioro. 

La política de asfixia económica no es una abstracción, sino una barrera tangible que ha limitado el desarrollo de la isla, impidiendo la inversión extranjera y el acceso a tecnologías con componentes de Estados Unidos. El bloqueo no es un simple acto comercial, es el sistema de sanciones más abarcador, estructurado y prolongado que ha sufrido país alguno en la historia. Su naturaleza extraterritorial persigue a empresas, bancos y gobiernos de terceros países que intentan comerciar con la isla. Un ejemplo de esto es el caso de una empresa estadounidense que, por las regulaciones del bloqueo, se negó a transportar donaciones de mascarillas y kits de diagnóstico a Cuba durante la pandemia de COVID-19.

Muchos cubanos, bombardeados por la maquinaria mediática imperialista, caen en la ilusión de ver en Estados Unidos un supuesto “salvador”. Nada más lejos de la verdad: es precisamente el imperialismo yanqui el que, con su bloqueo criminal y su política de asfixia económica, ha condenado al pueblo cubano a décadas de dificultades materiales. Pensar que el verdugo puede convertirse en redentor es un error trágico; la pobreza que sufre la isla no es producto de la Revolución, sino del cerco impuesto por Washington para quebrar la voluntad de un pueblo que eligió la dignidad antes que la sumisión.

Desmontando Mitos

  • "En Cuba hay una dictadura totalitaria de partido único".

Este mito surge de intentar aplicar los estándares de la democracia liberal pluripartidista a un sistema socialista. Su sistema es una forma diferente de democracia: la "democracia popular" o "democracia socialista".

    • El Partido Comunista de Cuba (PCC) no es un partido electoral que compite por el poder; según la Constitución, es la "fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado", un partido de vanguardia que guía el proyecto socialista.
    • La democracia se ejerce a través de los órganos del Poder Popular. Los delegados a las Asambleas Municipales (el equivalente a los concejales) son nominados y elegidos directamente por los vecinos en sus barrios, sin intervención del PCC. Estos delegados luego eligen a las asambleas provinciales y a la Asamblea Nacional (el parlamento).
    • La verdadera participación se da a través de las "organizaciones de masas" (los sindicatos (CTC), la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), los Comités de Defensa de la Revolución (CDR)), donde se debaten las leyes y las políticas.
    • El sistema de partido único es una necesidad de unidad nacional frente a la agresión constante de Estados Unidos. Un sistema pluripartidista sería fácilmente infiltrado y financiado por Estados Unidos para destruir la revolución.
  • "Los logros en salud y educación son propaganda o ya no existen".
    • Antes de 1959, la salud y la educación eran privilegios de clase y urbanos. La Revolución implementó campañas masivas (como la Campaña de Alfabetización de 1961) que erradicaron el analfabetismo.
    • Cuba creó un sistema de salud pública universal, gratuito y con un enfoque preventivo (el médico de la familia) que llevó la atención médica a cada rincón del país.
    • A pesar del bloqueo, Cuba mantiene indicadores de salud (mortalidad infantil, esperanza de vida) comparables a los de países del primer mundo.
    • El éxito del modelo se demuestra, no solo internamente, sino en su capacidad de exportar solidaridad. El desarrollo biotecnológico (vacunas propias) y las brigadas médicas que operan en docenas de países desmienten el fracaso del sistema. Los problemas actuales de infraestructura en hospitales se admiten, pero hay que dejar claro que están más que directamente relacionados con la falta de recursos causada por el bloqueo.
  • "En Cuba no hay derechos humanos y se persigue a la disidencia".
    • Desde la óptica marxista, los derechos humanos no son solo los derechos civiles y políticos (libertad de expresión, asociación), sino también, y de forma prioritaria, los derechos económicos, sociales y culturales (derecho a la salud, educación, trabajo, vivienda, alimentación). Cuba garantiza estos derechos sociales a un nivel que las democracias capitalistas no pueden.
    • Es imperativo distinguir entre "disidencia" (una crítica legítima para mejorar el socialismo, que se afirma sí existe dentro de los canales del Partido y el Poder Popular) y contrarrevolución.
    • Los grupos de disidentes más conocidos internacionalmente no son opositores políticos legítimos, sino mercenarios financiados, entrenados y dirigidos por agencias del gobierno de Estados Unidos (como la USAID o la NED) con el objetivo explícito de derrocar al gobierno (lo que sería ilegal en cualquier país del mundo).
    • Por lo tanto, la persecución a estos grupos no se considera una violación de los derechos humanos, sino un acto legítimo de defensa nacional y soberanía contra una potencia extranjera agresora.
  • "El exilio cubano prueba el fracaso del sistema".

El hecho de que más de dos millones de cubanos vivan fuera de la isla (principalmente en Estados Unidos) se usa como prueba irrefutable de que el pueblo "vota con los pies" y huye de la tiranía y la miseria. Sin embargo, el exilio es, en gran medida, un arma política fabricada por Estados Unidos.
    • Un exilio de élite (La primera ola). La primera gran ola de exiliados (1959-1962) no fue "el pueblo", sino la burguesía y los batistianos: los dueños de los latifundios expropiados, los banqueros y los accionistas de las empresas nacionalizadas. Su partida no fue una pérdida, sino una depuración de los elementos hostiles a la justicia social.
    • La Ley de Ajuste Cubano (CAA). La migración cubana es única en el mundo. No es una migración normal, sino una incentivada políticamente. La Ley de Ajuste Cubano de Estados Unidos (1966) es un instrumento de desestabilización que otorga residencia automática ("Green Card") y beneficios a cualquier cubano que pise suelo estadounidense.
    • Ningún otro país del mundo tiene este trato. Estados Unidos promueve la emigración ilegal y el "robo de cerebros" para (A) fabricar una crisis humanitaria y culpar a Cuba, (B) descapitalizar humanamente a la isla, y (C) nutrir a una comunidad en el exilio que vota a favor del bloqueo.
    • Las crisis (como el Período Especial o la actual) generan migrantes económicos, como ocurre en México, El Salvador o Colombia. La diferencia es que la migración económica cubana, causada principalmente por el bloqueo, es politizada por Estados Unidos y presentada como "refugiados políticos" para justificar su agresión.
Para comprender mejor la explicación de estos mitos, os recomiendo ojear estos artículos sobre la historia de otros países con trayectoria socialista: Mao Zedong: Una Nueva China¿Es China una Dictadura?El Ocaso de la Revolución BolivarianaGadafi: La Pesadilla de Occidente y Burkina Faso: Ibrahim Traoré contra el Imperialismo.

Crisis y Errores

El PIB se contrajo un 11% en 2020 como resultado del colapso del turismo debido a la pandemia, que era la segunda fuente de ingresos del país. Aunque ha habido un ligero crecimiento posterior, la economía sigue por debajo de los niveles pre-pandemia. Esta situación se ha visto agravada por el endurecimiento del bloqueo por parte de la administración Trump, mantenido por Joe Biden, y por la pérdida de benefactores externos como Venezuela y Rusia, que ya no pueden ofrecer el mismo nivel de ayuda económica que la Unión Soviética en su momento.

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El resultado es una inflación galopante, apagones continuos y un empobrecimiento generalizado, con un ingreso per cápita que ha caído y una producción agrícola e industrial que ha mermado drásticamente. El país, que alguna vez fue el mayor exportador de azúcar, ahora produce menos de 300.000 toneladas, una cantidad insuficiente incluso para el consumo interno.

A pesar del impacto incuestionable del bloqueo, es fundamental reconocer que la crisis actual también tiene raíces en errores de gestión y políticas internas. El propio gobierno ha admitido errores y deficiencias, y críticos tanto dentro como fuera de la isla han señalado la inercia y la burocracia como barreras para el progreso.

La reforma económica de 2021, conocida como la "Tarea Ordenamiento," es un ejemplo de ello. Si bien buscaba unificar la moneda y reactivar la economía, la reforma fracasó, disparando la inflación y erosionando el poder adquisitivo de los salarios, sin un respaldo productivo adecuado.

Tras la muerte de Fidel Castro, el liderazgo ha pasado a manos de una nueva generación que no luchó en la Sierra Maestra, lo que ha generado una sensación de desconexión con una parte de la juventud. A diferencia de Fidel, el nuevo liderazgo ha recurrido con más frecuencia a la represión para sofocar las crecientes protestas sociales, un enfoque que, según analistas, demuestra la debilidad del gobierno y la falta de capacidad para ofrecer soluciones a la población.

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La consecuencia más visible de esta crisis multidimensional es el éxodo masivo de cubanos, el mayor en la historia del país, con más de 850.000 personas que han emigrado desde 2022Este fenómeno no es una prueba del fracaso total del sistema, sino un síntoma de la crisis económica y un reflejo de la búsqueda de una vida digna. Los migrantes no buscan hacerse millonarios, sino la posibilidad de trabajar, alimentarse y tener un futuro para sus familias, algo que el salario local ya no permite.

Lecciones

El legado de la Revolución Cubana en la universalización de la salud y la educación es innegable, ha creado una sociedad más equitativa, como se evidencia al compararla con otros países de la región. El caso de Haití es el mejor argumento contrafactual para demostrar que la revolución no llevó a Cuba a la ruina, sino que la salvó de un destino de desigualdad y miseria endémicas.

La situación actual es el resultado de una interacción compleja entre dos factores: la política de asfixia económica de Estados Unidos, que ha costado billones de dólares y ha limitado la capacidad de desarrollo de la isla, y los errores de gestión internos, que han mermado la capacidad de respuesta y la confianza de la población. No se puede entender la crisis sin ambos factores.

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El futuro de Cuba, en un mundo post-Fidel, es incierto. El nuevo liderazgo enfrenta el desafío de reconectar con una juventud que anhela cambios y prosperidad económica. La vitalidad del proyecto revolucionario dependerá de si su gobierno es capaz de combinar la resistencia frente al asedio externo con reformas internas profundas y coherentes que garanticen el proyecto social sin sacrificar la libertad y la dignidad económica de su pueblo. La obra perdura, pero la revolución no está terminada.