El Asedio a Palestina
Lo que se desarrolla en Gaza hoy no es un conflicto entre iguales, sino la culminación de décadas de opresión que muchos académicos, juristas y observadores internacionales califican de genocidio.
A diferencia de las percepciones populares que lo atribuyen a un choque de religiones, la historia demuestra que sus causas se arraigan en un movimiento de colonización política y nacionalismo que se gestó a finales del siglo XIX. Incluso figuras internacionales como Greta Thunberg han señalado que Gaza se ha convertido en el “símbolo más obsceno de cómo los poderosos pueden condenar a un pueblo entero a la inanición y al silencio mientras el mundo mira hacia otro lado”. Thunberg, al igual que otros movimientos juveniles, ha enmarcado la catástrofe palestina como una de las crisis morales y ecológicas más graves de nuestro tiempo: la negación sistemática de agua, energía y alimentos a millones de personas.
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| Foto de Joseph Lockley en Unsplash |
El sionismo surgió como un movimiento de liberación nacional con el objetivo de lograr la libre autodeterminación del pueblo judío. Este fenómeno ideológico fue catalizado por el creciente antisemitismo y la persecución generalizada en Europa a finales del siglo XIX y principios del XX. Ante esta violencia, muchos judíos buscaron una patria segura y estable.
La figura central de la transformación de una antigua aspiración religiosa en un proyecto político fue el periodista austrohúngaro Theodor Herzl. En su obra seminal, Der Judenstaat (El Estado judío), publicada en 1896, Herzl articuló la necesidad de un estado para los judíos, no como un grupo religioso, sino como una nación. La idea fundacional de dignificar y salvar a un pueblo perseguido es, en su esencia, un objetivo moralmente incuestionable. No obstante, la elección de la Tierra de Israel ("Eretz Israel"), ignoraba la presencia de una población local ya establecida.
La Declaración Balfour
La Declaración Balfour de 1917 representó un punto de inflexión crucial. Esta carta del gobierno británico, que prometía apoyar el establecimiento en Palestina de un hogar nacional para el pueblo judío, legitimó el proyecto sionista al otorgarle el respaldo de una potencia mundial. No obstante, este apoyo no era un acto altruista, sino un cálculo geopolítico destinado a asegurar el control del Canal de Suez, vital para el Imperio Británico.
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| La Declaración Balfour, contenida en la carta original de Balfour a Rothschild. |
La Nakba de 1948: La Catástrofe
La declaración de independencia de Israel el 14 de mayo de 1948 resultó en el desplazamiento de más de 2.000.000 de palestinos, quienes perdieron sus hogares, tierras y modo de vida. El desplazamiento no fue un simple resultado de las hostilidades, sino que estuvo influenciado por masacres y operaciones deliberadas. Un ejemplo es el Plan Dalet, adoptado en marzo de 1948, cuya intención era controlar el territorio asignado al futuro Estado judío con la menor cantidad de palestinos posible. Las operaciones incluyeron la destrucción de aldeas y la expulsión de su población. Se documentaron crímenes como la masacre de Deir Yassin, donde al menos 93 aldeanos, incluyendo 30 bebés, fueron asesinados.
Podríamos hacer un paralelismo con "El "Plan Madagascar", propuesto por los nazis en 1940, que buscaba la deportación forzada de la población judía de Europa a la isla de Madagascar. Bajo la apariencia de un "reasentamiento", el plan era en realidad una sentencia de muerte. Los nazis sabían que las duras condiciones de la isla, gobernada como un estado policial bajo el control de las SS, causarían una mortalidad masiva. En el caso de Palestina, a ldeas enteras fueron masacradas y borradas del mapa para dar paso a la creación del Estado de Israel. El objetivo, como en el plan nazi, era la limpieza étnica del territorio para asegurar una mayoría demográfica judía. Los palestinos, que habían habitado esa tierra durante siglos, fueron despojados de sus propiedades, su historia y su derecho al retorno. La Nakba es, en esencia, la realización de un plan de traslado forzoso que los nazis solo llegaron a concebir.
Hamás
Hamás, cuyo nombre completo se traduce como "Movimiento de Resistencia Islámica", surgió en 1987 al comienzo de la Primera Intifada o levantamiento palestino contra la ocupación israelí de la Franja de Gaza y Cisjordania. Como una rama de la Hermandad Musulmana, Hamás se diferenció de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) por su base ideológica islámica y su rechazo de las negociaciones de paz. Si bien su carta fundacional de 1988 abogaba por la destrucción de Israel, el grupo ha evolucionado, firmando documentos que aceptan la creación de un Estado palestino en las fronteras de 1967.
Altas figuras del gobierno israelí han admitido haber permitido la financiación de Hamás. Benjamin Netanyahu reconoció públicamente que su gobierno facilitó que Qatar enviara fondos a Hamás para mantener a la Autoridad Palestina y al grupo divididos. Israel recibió hasta 30 millones de dólares mensuales desde 2018 a través de este acuerdo, convirtiendo a Hamás en su socio más cercano para evitar la solución de los dos estados, argumentando que no existe un socio viable para la paz.
La narrativa oficial israelí describió los ataques del 7 de octubre de 2023 como un fallo catastrófico y sin precedentes de sus servicios de inteligencia y de su ejército, considerados entre los más sofisticados del mundo. Sin embargo, esta versión ha sido refutada por informes y análisis críticos que demuestran una negligencia tan profunda que roza lo deliberado.
Diversos medios y fuentes de inteligencia, como funcionarios egipcios, afirmaron haber emitido advertencias claras y repetidas a Israel en los días previos al ataque sobre una "operación grande" que se estaba gestando en Gaza. A pesar de ello, y de los informes de las propias observadoras militares en la frontera que alertaban de actividades inusuales, los altos mandos desestimaron las alarmas, manteniendo la tesis de que Hamás estaba contenido y no tenía interés en una confrontación a gran escala.
Esta cadena de supuestos "errores" es inexplicable para un estado con la capacidad de vigilancia de Israel. La política previa de Netanyahu de fortalecer a Hamás generó una ceguera voluntaria ante la amenaza inminente. Este fallo fue, en la práctica, una permisividad funcional. Al dejar que ocurriera la masacre, se creaba un pretexto irrefutable para legitimar una respuesta militar de una escala sin precedentes contra Gaza, una operación que los sectores más duros del gobierno israelí llevaban tiempo defendiendo y que toda la comunidad internacional ha calificado como genocida.
En la Franja de Gaza, la mitad de la población es menor de 18 años, la infancia se ve definida por el trauma y la desesperanza. Los niños y jóvenes palestinos crecen en un entorno de guerra constante, asedio y destrucción, presenciando la pérdida de familiares y amigos, y la aniquilación de sus hogares. Este ciclo de violencia y sufrimiento no solo crea un profundo sentimiento de injusticia y dolor, sino que también es un factor crucial que los impulsa a la militancia. Para muchos de ellos, el reclutamiento por grupos como Hamás no es una elección fácil, sino una vía que ofrece un sentido de propósito, pertenencia y dignidad en un mundo que les ha robado su inocencia y su futuro. Para ellos, la lucha armada se convierte en la única forma de buscar justicia y vengar las pérdidas sufridas. ¿Qué opción te quedaría si la paz y la dignidad fueran solo un espejismo en tu propia tierra?
Genocidio y Apartheid
Según informes de la ONU, el 70% de los asesinatos por parte de Israel en Gaza corresponden a mujeres y niños. Hasta el momento el Ministerio de Sanidad palestino reporta 62.819 personas asesinadas, con 17.121 de ellas menores de 18 años, más de 137.409 heridos y 2.000.000 de desplazados. La Oficina de Derechos Humanos de la ONU ha registrado 54 ataques contra edificios residenciales que han resultado en el asesinato de familias enteras. Un estudio de The Lancet estima la muerte de más de 700.000 palestinos por causas indirectas debido al colapso de las condiciones de vida, destrucción de hospitales, falta de medicinas, bloqueo y devastación agrícola que generan hambruna y desnutrición, falta de agua potable y saneamiento, destrucción de la infraestructura eléctrica y de transporte, etc.
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| Foto de Mohammed Ibrahim en Unsplash |
Esta violencia no es solo material, también es verbal. Líderes israelíes han recurrido sistemáticamente a un lenguaje que despoja de humanidad al pueblo palestino. El ministro de Defensa Yoav Gallant declaró en octubre de 2023: “Estamos combatiendo a animales humanos y actuamos en consecuencia”. El propio primer ministro Benjamin Netanyahu habló de una “batalla de luz contra oscuridad”, enmarcando la existencia palestina como una amenaza ontológica. Estas expresiones no son meras metáforas: habilitan y normalizan políticas de exterminio bajo la máscara de seguridad nacional.
El devenir de Palestina
El "Plan Gaza 2035" propone transformar la Franja en un centro de producción y comercio con rascacielos y campos solares, reconstruyendo todo desde cero. Jared Kushner, yerno de Donald Trump, ha dejado caer el potencial inmobiliario de la costa de Gaza y ha propuesto "mover a la gente" para "limpiar" la zona. Este tipo de propuestas, que implican el reasentamiento forzado de la población, han sido categóricamente rechazadas por el mundo árabe y otros gobiernos, como era de esperar.
El Aliado Incondicional, Estados Unidos
Desde la creación de Israel en 1948, el país ha recibido más de 146 mil millones de dólares en asistencia estadounidense. El apoyo reciente ha alcanzado cifras récord, con al menos 18 mil millones de dólares en ayuda militar en un solo año, incluyendo el financiamiento del sistema de defensa "Cúpula de Hierro". Esta ayuda está complementada por acuerdos de venta de armamento que no requieren si quiera notificación al Congreso.
La Complicidad de Europa
La complicidad de Europa, y en particular de España, es innegable. En el caso de Ucrania, la respuesta fue instantánea y contundente. Se impusieron sanciones económicas sin precedentes contra Rusia, se congelaron activos de sus líderes, se les excluyó de sistemas financieros globales y se emitieron órdenes de arresto desde la Corte Penal Internacional.
Sin embargo, cuando se trata de Israel, esta claridad moral se disipa. A pesar de décadas de resoluciones de la ONU que condenan la ocupación ilegal de territorios palestinos, la construcción de asentamientos y las violaciones sistemáticas de los derechos humanos, las acciones de Europa han sido débiles o inexistentes. España, por ejemplo, mientras condena verbalmente la violencia, mantiene significativos lazos comerciales, incluyendo el comercio de armas con Israel. Gobiernos de toda Europa se resisten a imponer sanciones, escudándose en la necesidad de "diálogo" o calificando la situación de "conflicto complejo", un eufemismo que ignora la evidente asimetría de poder entre un Estado con uno de los ejércitos más poderosos del mundo y un pueblo ocupado y desposeído.
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| Foto de Shalev Cohen en Unsplash |
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La Lucha por la Supervivencia
Lo que tanto se explica como un "conflicto" o "guerra" en los medios es, en realidad, una lucha profundamente asimétrica por la supervivencia. Mientras un bando utiliza una de las maquinarias militares más avanzadas del mundo, el otro, desposeído y sitiado, se enfrenta a la ocupación y a la aniquilación de sus condiciones de vida. La destrucción sistemática de Gaza, que ha reducido barrios enteros a escombros y ha matado a decenas de miles de personas, no es solo un daño colateral de la guerra, sino el resultado de una campaña que ha provocado una catástrofe humanitaria y un desastre de proporciones sin precedentes.
Esta ofensiva es la culminación de un proceso que se remonta a más de hace 70 años, desde la Nakba de 1948, donde la desposesión del pueblo palestino se institucionalizó como parte de la fundación del Estado de Israel. En este marco, la narrativa de la "resistencia" palestina ha evolucionado, desde los movimientos laicos hasta el surgimiento de Hamás, que, como se ha demostrado, fue tolerado e incluso financiado por ciertos líderes israelíes como un medio estratégico para dividir y debilitar la causa palestina. La complicidad de potencias occidentales, como Estados Unidos y Europa (incluida España, a pesar de su postura más crítica), es evidente en el apoyo financiero y militar, en el doble rasero diplomático, y en la incapacidad de la comunidad internacional de hacer valer el derecho internacional.
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| Foto de Michael Muthee en Unsplash |
"La historia y la conciencia nos enseñan que la injusticia en cualquier lugar es una amenaza para la justicia en todas partes." ~ Martin Luther King Jr.
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