Las Manos Invisibles

Si te dijeran que dos empresas controlan los hilos de la economía global, desde lo que comes hasta las políticas de tu gobierno, ¿qué pensarías? ¿Una exageración, verdad?

Durante generaciones, nombres como Rockefeller, Rothschild y Morgan han sido sinónimo de un poder inmenso, capaz de dirigir el destino de las naciones. Sin embargo, su legado no ha desaparecido, ha evolucionado hacia una forma de control más sutil, estructural y más totalitaria. Un sistema donde dos gigantes financieros, BlackRock y Vanguard, se sientan en el trono.

Los Arquitectos del Sistema

Para entender el presente, es crucial mirar al pasado. Las familias que dominaron la era industrial no solo acumularon fortunas legendarias; construyeron las mismas estructuras del capitalismo moderno.

  • Los Rothschild. Esta familia de banqueros tejió una red financiera sin precedentes a lo largo de Europa en el siglo XIX. Financiaron a reyes, gobiernos y ejércitos en bandos opuestos de las guerras napoleónicas, entendiendo que el verdadero poder no reside en elegir un bando, sino en ser el banquero de todos. Crearon el prototipo de la red bancaria global, un sistema que trascendía fronteras y soberanías.
  • Los Rockefeller. John D. Rockefeller es el símbolo del monopolio industrial. Su compañía, Standard Oil, llegó a controlar el 90% del petróleo de Estados Unidos, una hazaña que le permitió acumular una riqueza personal equivalente al 1,5% del PIB total del país.
  • Los Morgan. J.P. Morgan fue el arquitecto del capitalismo corporativo estadounidense. Su poder no residía en un solo sector, sino en la capacidad de fusionar y controlar industrias enteras. Dominó el acero, creando el gigante U.S. Steel; la electricidad, con la formación de General Electric; y el ferrocarril. Su poder era tal que en la crisis financiera de 1907, fue él, con su propio capital y el de su red, quien intervino para rescatar al sistema bancario de Estados Unidos, actuando como el banco central que el país aún no tenía.
John D. Rockefeller. Hulton Archive / Getty Images.
El mayor legado de estas familias no es su dinero, sino el sistema que crearon. Lo que los Rothschild, Rockefeller y Morgan empezaron, hoy lo gestionan entidades de una escala que ellos apenas podrían haber imaginado. No necesitan apellidos famosos ni rostros visibles. Son fondos de inversión, o más bien, gestores de activos. Los dos más grandes son BlackRock y Vanguard.
  • BlackRock. Es el mayor gestor de activos del mundo, una especie de imperio financiero que controla más de 10 billones de dólares (10.000.000.000.000 $). Esta cifra es superior al PIB de cualquier país del mundo, excepto Estados Unidos y China. BlackRock no solo invierte el dinero de sus clientes; gestiona los fondos de pensiones de millones de maestros, bomberos y trabajadores. Más importante aún, asesora a bancos centrales y gobiernos, incluido el de Estados Unidos, sobre cómo gestionar sus finanzas, especialmente en tiempos de crisis. Su plataforma tecnológica, Aladdin, es el sistema nervioso central de una parte significativa del sistema financiero global.
  • Vanguard. Opera con un perfil más bajo, pero su influencia es igualmente masiva. Es uno de los principales accionistas de casi todas las grandes empresas que cotizan en bolsa en el planeta: Apple, Microsoft, Amazon, Google, Pfizer, Tesla, Nestlé... la lista es interminable.

BlackRock y Vanguard son, conjuntamente, los mayores accionistas en la inmensa mayoría de las empresas del S&P 500, el índice que agrupa a las 500 corporaciones más grandes de Estados Unidos.

Este control no se ejerce a través de CEOs visibles que dan órdenes directas. Es un control estructural. Al ser los mayores propietarios, su influencia en los consejos de administración, en la elección de directivos y en las decisiones estratégicas a largo plazo es innegable. Su objetivo no es que una empresa gane a la otra, sino que el sistema en su conjunto prospere y genere retornos. Cuando tú compras cualquier producto o servicio de una gran marca, ellos ganan.

Referencia a BlackRock en una manifestación contra la reforma de las pensiones en París, 17 de diciembre de 2019.

Estamos hablando de empresas privadas y opacas que no responden ante ningún electorado mientras sus decisiones afectan a millones de vidas. Además, por si fuera poco, las grandes corporaciones mediáticas también tienen a BlackRock y Vanguard entre sus principales accionistas, creando así un evidente conflicto de intereses a la hora de investigar o criticar a sus propios dueños.

El libre mercado, la competencia y la democracia económica son mitos. La evidencia de una concentración de propiedad tan masiva certifica que el sistema no funciona como nos lo cuentan. Es un oligopolio estructural donde la elección del consumidor es una ilusión superficial.

El capitalismo ha entrado en una nueva fase. El poder visible de los barones industriales como Rockefeller y Morgan ha sido reemplazado por el poder invisible y sistémico de los grandes fondos de gestión. No se trata simplemente de que haya gente muy rica, se trata de una estructura de propiedad que concentra el control de la economía productiva mundial en un número minúsculo de manos.

Mientras la clase trabajadora y profesional genera el valor real a través de su trabajo, el capital financiero, de forma invisible y globalizada, se apropia de ese valor. Este sistema es una estafa estructural, y la socialdemocracia, con sus intentos de regulación y bienestar, se convierte en un disfraz que maquilla pero no altera la profunda desigualdad de poder. No estamos hablando de una conspiración, sino de la evolución lógica de un sistema diseñado para concentrar el capital. BlackRock y Vanguard no son una anomalía; son la forma más avanzada y eficiente del capitalismo financiero.

La competencia se ha devorado a sí misma, dejando un oligopolio estructural donde la elección es un espejismo y la propiedad real reside en una élite financiera que no responde ante nadie. Las instituciones democráticas, en lugar de ser un contrapeso, se han convertido en meros gestores de una realidad económica que no controlan. Esta dinámica ya fue descrita con precisión absoluta hace más de 150 años.

"El gobierno del Estado moderno no es más que una junta que administra los negocios comunes de toda la clase burguesa." ~ Karl Marx y Friedrich Engels